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SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES 1982

NUMERO DE EDICIONES: 20

 

Explicación del contenido del libro:

 

Este libro, publicado en 1.982 (Editorial Fontamara y Editorial Punto de Partida), es ya un clásico de la literatura sobre las raíces de la violencia en Colombia. Se trata de un reportaje literario, en el cual los propios jefes máximos del Movimiento 19 de Abril, M-19, -Jaime Bateman Cayón, Iván Marino Ospina y Alvaro Fayad-  cuentan sus vidas a partir del 9 de Abril de 1.948, cuando asesinaron al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, entretejiendo así sus historias con la historia de la violencia de los últimos 70 años: mientras Fayad, de familia liberal, fue víctima de la violencia conservadora, Ospina, de familia conservadora, lo fue de la retaliación liberal.

Como lo escribió el ex presidente Belisario Betancur en el prólogo de la primera edición que  Editorial Planeta hizo de Siembra Vientos…(1.986), “todos los protagonistas de este libro, los anteriores jefes del M-19, Jaime Bateman, Iván Marino Ospina y Alvaro Fayad, ya están muertos. Sin embargo, SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES siempre tendrá vigencia porque cuenta de dónde viene y para dónde va la atroz violencia que, como sino ineludible, Colombia ha padecido en los últimos 40 años, casi sin interrupción.

 

Cuando se publicó SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES, en 1982, varias entrevistas quedaron incompletas. Hoy en 1986 luego de completar la entrevista con Alvaro Fayad y de registrar su muerte se presenta esta edición definitiva donde a manera de epílogo, Antonio Navarro Wolff cierra pues, para siempre, este libro, con el relato de las muertes de sus protagonistas y el proceso de paz”. 

SEMANA

 

 

Publicado: 07/06/1982

CUANDO HABLA EL M-19

 

Un libro donde los Jefes subversivos cuentan su vida. El libro cumple una función periodística importante al darnos el perfil biográfico de los líderes del M-19. La autora se ha limitado a transcribir lo que le manifestaron...


SIEMBRA VIENTOS Y RECOGEBAS TEMPESTADES, de Patricia Lara. Editorial Fontamara, Barcelona.
Algunos piensan que cometió una peligrosa imprudencia. Otros, que habría sido mejor el silencio. Pero Patricia Lara, robusta y entusiasta periodista de 31 años, con ideas de izquierda pese a ser hija del millonario Rómulo Lara, se salió con la suya escribiendo un libro testimonial del M-19, poéticamente titulado "Siembra vientos y recogerás tempestades".
El libro comprende un prólogo donde se traza de manera esquemática la historia de la violencia en Colombia y donde, con base en declaraciones de Carlos Toledo Plata, se intenta reconstruir la génesis de ese movimiento.
El resto de la obra lo integran entrevistas o testimoniales, un poco a la manera de Oscar Lewis en "Los Hijos de Sánchez", de los tres más importantes dirigentes del M-19 Alvaro Fayad, Iván Marino Ospina y el propio Jaime Bateman. Como apéndice se incluye una serie de declaraciones públicas del M-19, así como una cronología de sus acciones. Por lo demás, muy respetuosa de la facción: José Raquel Mercado fue fusilado y Charles Bitterman fue asesinado, pues en su muerte declara el M-19 no haber tenido arte ni parte.
La autora se ha limitado a transcribir lo que le manifestaron: no comenta, no contradice y por lo tanto no existe distancia alguna -y mucho menos una distancia crítica- entre la facundia de sus interlocutores y el texto final. Sin duda, el procedimiento es legítimo y hoy se emplea en abudancia, aunque la validez del resultado depende mucho de la alternatibilidad de los puntos de vista y de la relación directa entre narrador y cronista. Pero aquí la autora se eclipsa para ser el instrumento, el escriba que transmite el mensaje, un mensaje que parece provenir de lo alto.

HIJOS DE LA VIOLENCIA
No obstante, el libro cumple una función periodística importante al darnos el perfil biográfico de los líderes del M-19 y un esbozo de su pensamiento. De paso, a través de estos testimoniales biográficos va apareciendo una realidad sociológica y política inquietante, que se sigue con interés (el ex-presidente Lleras Restrepo, según se cuenta, leyó el libro de un jalón, hasta las tres de la mañana), salvo cuando la línea narrativa cede el paso al discurso político, un discurso a la verdad sin mucha consistencia y con una carga de pasión, que uno no sabría si atribuírlo al entrevistado o a quien transmite sus palabras.
De este largo y alterno testimonio de tres de nuestros más célebres "subversivos", quedan en claro dos hechos:
a) son ellos hijos de la violencia. Fayad y Ospina nacieron ambos en el Valle del Cauca y ambos vivieron de manera atroz la violencia de los años 50. No siempre en el mismo bando, pues Ospina, pese a que su tío fue asesinado por liberal en sus propias narices cuando él (Ospina) tenía cuatro años de edad, toma más tarde el partido de los célebres "pájaros". Bateman, que es costeño (de Santa Marta), la vive también a su manera, pero de manera referencial.
b) El concepto militar pesa más que el concepto político, en los dirigentes del M-19. Formado en las FARC, Bateman ha tenido tiempo de hacer una crítica de las deficiencias de esta organización en el plano armado. Dicho análisis lo lleva a constituir el M-19 sobre bases más dinámicas y con formas de acción más versátiles y probablemente más eficaces: no vacila ya en abandonar las formas de la guerrilla clásica, para adoptar sistemas del terrorismo moderno. El romanticismo guerrillero del Che Guevara o de Camilo Torres ya está lejos, y ahora el menú incluye platos tales como secuestros, bombas y ejecuciones dignas de las Brigadas Rojas.

BOMBAS Y RETORICA
De pronto, pues, el libro provoca un escalofrío. El subdesarrollo no sólo nos fabrica formas elementales y abruptas de desarrollo capitalista, no sólo está en la tantas veces denunciada clase dirigente, sino también en los revolucionarios que aspiran a suplantarla. No hay análisis, un análisis comparable al que permitió al venezolano Teodoro Petkof convertir sus asediadas guerrillas de la década del sesenta en un importante movimiento de masas (el MAS, tercer partido venezolano).
El discurso de Bateman está impregnado de una retórica muy colombiana con fondo de himno nacional ("hasta que esa libertad no esté asegurada, su espada como lo quiso el Libertador, nunca regresará al combate... Jamás será envainada"). Hay un encomio a la eficacia de la organización ("tenemos estudiantes de diplomacia en Londres"), una romántica fe ("No sabemos ya cuántos somos") y unos cuántos anuncios tremendistas y sin mayor sustento en una reflexión política: "Sabotearemos las elecciones mediante operativos que extiendan la guerra y nos conduzcan a una guerra popular". Guerra que, por un subjetivismo voluntarista "vamos a ganar".
El libro de Patricia Lara refleja una realidad del M-19 no bien conocida: se trata de una organización ultraísta donde el concepto militar de sus dirigentes se impone sobre el análisis de una realidad política con todos sus matices. Implica un regreso al concepto voluntarista, vanguardista y tremendista típico del foquismo de otros tiempos. Leyendo este testimonio, el lector está tentado a recordar la frase que Ursula Iguarán le dirige a su hijo, el Coronel Aureliano Buendía en "Cien Años de Soledad": "a fuerza de combatir a los militares, a fuerza de odiarlos, has terminado por parecerte a ellos" .

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PROLOGO DEL EXPRESIDENTE BELISARIO BETANCUR A LAS PRIMERAS EDICIONES DE SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES HECHAS POR EDITORIAL PLANETA:

 

“Todos los protagonistas de este libro, los anteriores jefes del M-19, Jaime Bateman, Iván Marino Ospina y Alvaro Fayad, ya están muertos. Sin embargo, SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES siempre tendrá vigencia porque cuenta de dónde viene y para dónde va la atroz violencia que, como sino ineludible, Colombia ha padecido en los últimos 40 años, casi sin interrupción.

 

Cuando se publicó SIEMBRA VIENTOS Y RECOGERAS TEMPESTADES, en 1982, varias entrevistas quedaron incompletas. Hoy en 1986 luego de completar la entrevista con Alvaro Fayad y de registrar su muerte se presenta esta edición definitiva donde a manera de epílogo, Antonio Navarro Wolff cierra pues, para siempre, este libro, con el relato de las muertes de sus protagonistas y el proceso de paz.

Patricia Lara Salive

Enero 17 de 2025

 

Ante Trump, más acción y menos carreta

“Llega Trump: ajústense los cinturones”. Así titula el excanciller Julio Londoño un análisis que publica en Cambio. Y agrega: “además, pueden necesitarse las máscaras de oxígeno”.Si semejante afirmación la hace un gran experto en política internacional como es él, no nos queda más remedio que hacerle caso y estar listos para lo que venga. Por ahora, Trump no se ha metido con Colombia. Y ojalá se mantenga alejadito.

Sin embargo, ha dicho que quiere reincorporar a Estados Unidos el Canal de Panamá porque le parece muy caro lo que cobra por el tránsito de los barcos, es decir, que aspira a echar por la borda los Tratados Torrijos-Carter que Colombia ayudó a consolidar y en los que obtuvo un trato preferencial en cuanto al paso de sus naves por el canal; ha declarado que podría presionar económicamente a Canadá para convertirlo en el estado número 51 de Estados Unidos; ha afirmado que tiene la intención de incorporar Groenlandia a Estados Unidos; y ha añadido que desea cambiarle el nombre al Golfo de México, compartido por México, Cuba y Estados Unidos, para bautizarlo ‘Golfo de América’, a lo cual la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sonriente y con ironía, mientras señalaba un viejo mapa que mostraba cómo era el territorio de Estados Unidos el siglo antepasado, contestó: “¿por qué no le llamamos América Mexicana? ¿Se oye bonito? ¿Verdad que sí?”

Esas aspiraciones de Trump, que según el excanciller Londoño implican que “volveríamos a la época del expansionismo norteamericano y del “Gran Garrote” del presidente Theodore Roosevelt, que inundó de intervenciones militares el continente”, paradójicamente, pueden tener un efecto bumerán para Trump: unir en su contra a todos los países de América, Canadá incluido, y fortalecer las doctrinas de izquierda que propenden por la lucha contra el imperialismo norteamericaon

Lo curioso es que, con respecto a Venezuela, la actitud del nuevo gobierno de Trump es ambigua: el presidente electo no recibió a Edmundo Gonzalez y el senador republicano Bernie Moreno afirmó que Trump quiere trabajar con Maduro los temas de repatriación de venezolanos y que busca que Venezuela deje de hacer negocios con Rusia y China y los haga con su país. Entonces sí, añadió Moreno, se podría discutir sobre una elección libre y justa monitoreada por la comunidad internacional.

 

Sin embargo, hay algunas esperanzas: como dijo en diciembre el expresidente Juan Manuel Santos, Trump es un negociante y con él se puede negociar. Y como me contó nuestro embajador en Washington, Daniel García Peña, en una entrevista que saldrá el domingo en Cambio, quedó claro, a raíz de la visita a esa ciudad de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad –quien con otros funcionarios viajó a presentar la “plataforma país”– que con la administración Trump se puede trabajar en cosas concretas. Resulta que en una reunión que tuvo ella con Ed Russo, asesor de Trump en materia ambiental, este le dijo: mire, el gobierno de Trump quiere trabajar en cosas muy concretas, por ejemplo, agua limpia. Y la ministra, muy inteligentemente, en lugar de embarcarse en discusiones ideológicas, le contestó: bueno, trabajemos en eso, nosotros tenemos proyectos de tratamiento y saneamiento ambiental. Y Russo le respondió: estamos cansados de tantas reuniones, conferencias y seminarios y necesitamos acciones concretas. Entonces la ministra contestó: estamos de acuerdo.

Los gringos son prácticos. Esa puede ser la salida. Así que, con Trump, la fórmula sería más acción y menos carreta.

 

 

Patricia Lara Salive

Enero 03 de 2025

¡Qué gran libro, Juan Gabriel Vásquez!

El escritor Juan Gabriel Vásquez acaba de producir una novela formidable: Los nombres de Feliza. A mi juicio, se trata de un libro magistral de periodismo que empezó a venderse a comienzos de diciembre y en poquísimos días agotó los doce mil ejemplares de la primera edición, y que el próximo 6 de febrero se presentará en la Biblioteca del Gimnasio Moderno de Bogotá.

El libro comenzó a imaginarlo Juan Gabriel Vásquez en 1996, cuando llegó a París con varias obras entre su maletín, entre ellas Notas de Prensa de Gabriel García Márquez, una recopilación de columnas del Premio Nobel publicada en una edición especial que él, generosamente, le cedió a la revista Cambio16 para promover la venta de sus suscripciones, y en cuya carátula sobresalían unas alas de mariposa en tonos rosados y cafés.

En ese libro, Juan Gabriel Vásquez leyó una columna publicada por Gabo en este periódico el 20 de enero de 1982, en la que decía: “La escultora colombiana Feliza Bursztyn, exiliada en Francia, se murió de tristeza a las 10:15 de la noche del pasado viernes 8 de enero, en un restaurante de París”.

En efecto, esa noche, Gabo y Mercedes habían invitado a cenar a Feliza, a su compañero, Pablo Leyva, al periodista Enrique Santos Calderón y a su esposa de entonces, María Teresa Rubino (Q.E.P.D.). Feliza fue al baño, regresó, Mercedes le dijo que en el menú figuraba esa deliciosa sopa de remolacha de la que habían hablado minutos antes, “si, Merce, qué maravilla”, cuenta Juan Gabriel que dijo Feliza, “entonces”, relata él, “Feliza cerró los ojos y sus manos se relajaron sobre la carta y de su cara se fue la sangre y su cuerpo entero se deshizo, o pareció que se deshacía, y su cabeza desgonzada se inclinó hacia el lado derecho, y luego fue como si el cuerpo entero se fuera detrás de la cabeza, deslizándose por un espacio que no existía y cayendo al suelo con un golpe seco y discreto”.

A partir de la lectura de esa conmovedora columna de Gabo que, hace casi 30 años, hizo Juan Gabriel Vásquez, a él le surgió una pregunta que se le convirtió en obsesión: ¿por qué Feliza murió de tristeza? Y esa es justamente la pregunta que el autor trata de responder a lo largo de las 279 páginas de ese libro que no puede soltarse hasta que el lector no concluye su lectura, y que el autor denomina novela porque, además de la minuciosa investigación periodística e histórica que hay detrás de ella (la obra se pasea no solo por la historia de esa escultora de origen judío, valiente y talentosa, sino también por la historia de Colombia entre los años 1948 a 1982), Juan Gabriel se adentra en la siquis de los personajes, especialmente en las de Feliza y Pablo, y les inventa un mundo interior. Como dijo él durante un Zoom que, a mediados de diciembre, hicimos para los suscriptores fundadores de la revista Cambio, “ese acto de imaginación de una vida ajena, de intromisión, es ficción (…) Se trata de coger la vida de una persona real y esculpirla. Es la interpretación de una vida ajena desde esa misma vida”.

Como Volver la vista atrás, novela de Juan Gabriel Vásquez que retrata, también de manera magistral, la vida del cineasta Sergio Cabrera y de su familia, esta nueva obra suya es un libro de lectura deliciosa e indispensable. A ver si entendemos, un poco más, en qué país hemos vivido.

Nota: Y, a propósito, no se pierdan Cien Años de Soledad en Netflix. Es una serie magistral.

www.patricialarasalive.com

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